Hablamos mucho de amor, queremos experimentarlo y lo buscamos desesperadamente. Muchas veces cuando las personas vienen a la consulta para hacer Terapia Gestalt, expresan su falta de amor y necesidad de ser amados por los demás. También se ve en la terapia de pareja como los asistentes reclaman el amor uno al otro, utilizando varias estrategias, desde victimismo hasta agresión. Sentirnos amados y aceptados por los demás es una necesidad humana. Pero qué hay con el autoamor y autoaceptación que son la base afectiva de una buena autoestima? Es más fácil o más difícil amarse a uno mismo que a los demás? Reclamaríamos tanto el amor desde fuera si nos sintiéramos realmente amados desde dentro?
Hoy quería compartir el poema de Derek Walcott, dedicándolo a mi misma y para que sirva de inspiración de autoamor y autorespeto a todos los que necesitamos ser amados.
El amor después del amor
Un tiempo vendrá
en el que, con gran alegría,
te saludarás a ti mismo,
al tú que llega a tu puerta,
al que ves en tu espejo
y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.
Seguirás amando al extraño que fuiste tú mismo.
Ofrece vino. Ofrece pan. Devuelve tu amor
a ti mismo, al extraño que te amó
toda tu vida, a quien no has conocido
para conocer a otro corazón
que te conoce de memoria.
Recoge las cartas del escritorio,
las fotografías, las desesperadas líneas,
despega tu imagen del espejo.
Siéntate. Celebra tu vida.