Hoy quiero hablar sobre algo, que creo no es muy valorado ni apreciado, ni al nivel individual ni colectivo: el silencio. Sin embargo, allí es donde los grandes misterios de la vida se revelan.
He descubierto que existe un silencio y un Silencio. Si, uno en minúsculas, y otro en mayúsculas, ahora explico porque.
Hay un silencio que puede ser conseguido a través de varias técnicas meditativas. Es cuando nuestra mente se calla por un momento, entonces experimentamos silencio. Está muy bien, aunque es un silencio fenomenológico, impermanente, aparece y desaparece como todo en este mundo. Acaba la meditación, estamos un rato después tranquilos, pero en seguida vuelve el ruido mental. A veces incluso con más fuerza. Entonces decimos: Estaba tan bien hace un rato, y ahora otra vez estoy agitado. Se ha ido el silencio o lo he perdido.
Pero hay otro Silencio, quietud, qué no va ni viene, que está allí siempre, en el núcleo de nuestro ser. Es nuestra verdadera naturaleza. Silencio, vacío, quietud, paz son sinónimos. No es un silencio que se pueda cultivar, practicar, mejorar o “hacer”. Es un silencio que siempre está aquí y nunca se va. Es un Silencio dentro del cual todo lo demás aparece – pensamientos, emociones, acciones. Este Silencio no puede ser destruido por nada. Da igual si en la vida pasan muchas cosas o pocas. Si estamos involucrados en muchas acciones o pocas. Da igual si estamos en un bosque tranquilo o en el centro de Barcelona. Incluso el ruido mental aparece dentro de este Silencio.
Es permanente, puro, inquebrantable, indestructible, eterno. Sin él, todo lo demás no podría ser percibido. Desde él, todo lo demás es observado.
Para descubrir este Silencio permanente necesitamos averiguar quienes somos en esencia. Los maestros de Advaita Vedanta nos invitan a que hagamos esta pregunta sencilla y profunda: Quién soy yo? Si resistimos a contestar esta pregunta verbalmente, es decir: Yo soy Asia, soy mujer, vivo en Barcelona…, si rechazamos incluso las respuestas espirituales: Yo soy el Alma, soy el Universo, etc., nos damos la oportunidad de experimentar que es lo que realmente somos. Cuando nuestra atención es volcada hacia dentro, y es sumergida dentro de la quietud, nos encontramos con Eso que no puede ser explicado. En esencia somos la Conciencia, pero no puede ser explicado que es exactamente, sólo puede ser experimentado. Y el Silencio permanente y eterno es la voz de la Conciencia que somos.
COMO DESARROLLAR CONCIENCIA ESPIRITUAL
Con el patinete eléctrico
1- velocidad aconsejable 20 kms
2- aceleraciones suaves y progresivas, igual máxima comodidad y seguridad
3- ceder el paso a todos los peatones posibles en tú trayecto, igual a máximos actos de conciencia
4- agradece a los conductores que te ceden el paso, igual a educación espiritual
5- tu relajación y evolución será progresiva a más tiempo más actos de conciencia, igual a pura inteligencia.