Se acerca la Navidad. A mi me conecta con la bondad, la magia y la esperanza. Me sobreviene esta emocionante sensación de que todo es posible. Me es más fácil conectar con la compasión y la generosidad. Las luces que brillan en los árboles navideños, me recuerdan mi propia luz. Y, cuando veo mi propia luz, es más fácil de ver la de los demás.
La Navidad es un tiempo de desear todo lo mejor a los seres queridos, e incluso a los desconocidos. Y también puede ser tiempo de desear todo lo mejor a uno mismo. A veces preguntamos en la terapia gestalt: Qué es lo que reclamas que te den los demás, que no te estás dando tú mismo? Nos olvidamos que tenemos esta opción: dejar de lado todos los autoreproches y culpas (al menos durante un rato), mirarnos con buenos ojos y desearnos algo bueno. Por eso te invito que hagas la meditación de buenos deseos. Ella te va a ayudar a conectar con los anhelos positivos hacia ti mismo, con la autoestima, y una mirada apreciativa hacia ti. Te recordará que ya eres suficiente y no tienes que hacer nada más para serlo.
¡Espero que la disfrutes! Y… ¡Felices Fiestas!
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