Cómo abrirse a una nueva relación? Sobre obstáculos, señales invisibles y acciones desesperadas.

Hoy en día las separaciones forman parte del orden del día. Creo que todos nos hemos  encontrado alguna vez en la situación donde hemos acabado una relación y ahora queremos una nueva. Pero resulta que no la encontramos. Hay personas que dicen: Me siento bloqueada (cerrada, estancada, perdida) No sé qué es, pero algo me está frenando. Quiero abrirme a una relación, lo estoy buscando, la quiero, pero siento que algo me impide tenerla.

Nosotros somos seres energéticos. Podemos gritar con la boca: Estoy abierta! Quiero una pareja! Y tomar todo tipo de acciones para encontrarla. Pero si nuestra energía dice que no lo estamos, no vamos a tener éxito, porque inconscientemente enviamos una señal al mundo: No estoy disponible.

Qué puede causar que enviemos este tipo de señal?

Primero de todo, es muy importante preguntarnos si hemos cerrado el duelo con nuestra pareja anterior.  A veces, lo que descubrimos en la terapia, es que algo se queda atascado en el duelo. Algo no se cerró bien. Por lo que sea no pudimos completar alguna de las etapas del duelo, no dando espacio a nuestras emociones de rabia, tristeza, culpa, etc.  Cómo saber si un duelo está bien cerrado? Realmente es difícil poner unas reglas muy fijas al respecto, pero si que podemos guiarnos por una sensación interna que nos hemos despedido en nuestros sentimientos, pensamientos y también al nivel material (no vivimos ya juntos, separamos los bienes que teníamos en común, arreglamos los papeles necesarios, etc) Tenemos una sensación que no queda nada pendiente, estamos en paz cuando pensamos en la pareja anterior. A veces los sueños nos pueden indicar si hay algo que queda todavía pendiente por cerrar, nos señalan temas que muchas veces vale la pena mirar o investigar. Si quedan sentimientos pendientes que expresar, escribir una carta a nuestra ex –pareja, aunque no la vayamos a entregar, nos permite decir lo que permanece en nuestro interior y de esta manera no sólo “vaciar”, sino también procesar lo que no pudimos en su momento.

Así que a la pregunta “Cómo me puedo abrir?” hay una posible respuesta paradójica: nos abrimos… cerrando. Cerrando bien el pasado.

Lo que a veces he visto en la terapia, que en vez de permitir vivir el duelo, nos echamos a correr en búsqueda de una relación que nos hará olvidar de la primera. Y la verdad es que a veces funciona para remediar el dolor. Pero lo que he visto, que al final no se puede escapar de uno mismo. Queremos estar bien, tan rápido, que pasamos por alto lo que sentimos. Y de fondo puede haber rabia, resentimiento, tristeza, dolor. Estos sentimientos están allí, a pesar de ser ignorados. No quiere decir que estamos obligados de permanecer en casa, haciendo el luto y esperando pasivamente que pase el duelo. Se trata más de tomar conciencia: Para que estoy buscando a alguien ahora? Estoy evitando sentir algo? Hay personas que no soportan están solas. No pueden estar sin compañía ni un rato. De qué estarán escapando?

Aparte de cerrar el duelo, en la Terapia Gestalt Transpersonal revisamos las creencias y promesas que hemos hecho consciente e inconscientemente. “Ya nunca me enamoraré”, “Es imposible enamorarse a los 40”, “Todos los hombres son unos cerdos”, “Ya no me espera nada bueno” y muchas, muchas otras que a veces aceptamos como nuestras. Estas creencias o promesas, cuando las descubrimos, normalmente se disuelven por si solas. Energéticamente se siente como si un peso que ni nos damos cuenta que estábamos llevando, de repente se cayera y nos abandonara. Nos sentimos un poco más libres.

A veces, aunque el duelo esté cerrado y no hay ningunas creencias que puedan bloquear una relación nueva, se hacen evidentes los miedos a la hora de acercarnos al otro, como por ejemplo miedo a fracaso. Como una relación no ha salido bien, tenemos miedo que se vaya a repetir. En definitiva, tenemos miedo a sufrir otra vez. Es importante dar espacio a este miedo, a pesar de lo desagradable que se pueda sentir. Tiene derecho estar allí, nos avisa de lo que nuestro organismo interpreta como una amenaza. Normalmente ayuda poder reconocerlo, observarlo, sin intentar extirparlo de nuestro sistema ni tampoco dejarnos llevar por él, y vivirlo a nivel del cuerpo como una sensación más.

Hay personas que invierten mucha energía en encontrar una pareja. La señal energética que recibo de ellas es: Estoy desesperada! Necesito a alguien YA! Parece que se trate de vida o muerte, sin la existencia de una pareja no existen. Las personas te pueden recibir como alguien tan necesitado, que no se van a arriesgar a acercar (bueno, quizás algunos sí que les gusta ayudar a los necesitados). La señal de: “Necesito tanto de ti”, suele asustar a las personas, promete exigencias y huele a una relación descompensada.

Antes de tomar acciones, tomate un tiempo para estar contigo misma. Intenta mirarte, como si te estuvieras mirando desde fuera de ti. Qué señal estás enviando al mundo más allá de las palabras que dices? De necesitada? De victima? De dolorida? De monja? De mujer perfecta? De pasota? De enterada?

La personas que se quieren y valoran a si mismas (no de forma narcisista sino aceptándose siendo conscientes sus imperfecciones) fácilmente  se abren hacia los demás. La apertura es un estado de ser (más que una consecuencia de “hacer”), resultado de la conexión que tenemos con nosotros mismos, en varios niveles o capas de nuestra existencia. Más conectados estamos con nosotros mismos, mejor fluyen las cosas y con menos esfuerzo. No buscamos desesperadamente, y a pesar de esto: encontramos. O mejor dicho: nos llega en el momento oportuno, como resultado del estado abierto de nuestro ser, y no tanto como consecuencia de un frenético hacer.