Adicción a la infelicidad – 8 maneras inconscientes de sabotear el bienestar

A veces las personas vienen a la consulta de la terapia individual con una demanda muy comprensible aunque poco específica: “Quiero ser feliz y no sé cómo hacerlo”. También puede que añadan:  “Siempre me la arreglo para fastidiarla!”, “Me boicoteo en las relaciones/proyectos” “Tengo una buena vida pero no la estoy disfrutando”. Cuando empezamos a indagar a veces descubrimos que la persona realmente quiere ser feliz, incluso puede estar harta de la propia miseria, pero inconscientemente no quiere dejar el estado de infelicidad. Cuando se presenta la oportunidad de realmente cambiar las cosas, las resistencias se agrupan como un muro y no quieren dejarle pasar hacia el destino “Bienestar”.

¿Te pasa a ti? ¿Te vuelves una especie de boicoteador de tu felicidad? 

Es como si tuvieras un enemigo interno trabajando en contra de su objetivo, y cuando te das cuenta de esto te provoca rabia, frustración, incluso desesperación… lo cual no acaba mejorando las cosas. 

Vamos a ver algunas de las resistencias inconscientes que pueden bloquear tener mayor bienestar y felicidad en tu vida.

1. Miedo a la felicidad

¿Qué sientes cuando piensas en dejar este estado de infelicidad? Seguramente alivio, ilusión… Pero si miras bien con la luz de tu consciencia, es posible que te des cuenta que tienes un poco de miedo. “¿Miedo a la felicidad? ¡Imposible!” – dirás. Pero si, en realidad salir de la miseria puede significar también dejar algunos vicios y los beneficios que traen. Recuerdo a Mireia que hacía un tratamiento para la ansiedad durante muchos años con varios terapeutas y que finalmente descubrió que si se ponía realmente bien, perdería los afectos de sus familiares y ya no la cuidarían tanto. Así que cada vez que mejoraba, enseguida pasaba algo que la volvía al estado habitual de infelicidad. Ella pudo verlo, dejó de sabotearse e hizo un verdadero giro en la actitud hacia su vida. 

A veces es el miedo a lo desconocido lo que nos frena a ser realmente felices. “Mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer” afirma un dicho popular (muy limitante en mi opinión). “Quédate con lo que tienes, salvaguarda y no saques la cabeza porque lo que viene puede ser hasta peor. Lo que tienes, al menos lo conoces. Lo que está por conocer es una promesa con un resultado incierto.” Lo que pasa es que salvaguardando quizás no pierdas pero tampoco ganarás nada nuevo. Así que es necesario que te arriesgues, aunque sea un poco. Para poder avanzar necesitas seguir. Con miedo. No esperes que el miedo pase porque puede que tengas que esperar mucho… Simplemente avanza a pesar del miedo dando pequeños pasos hacia tu felicidad.

Si notas que tienes muchas resistencias al cambio, quizás te interese leer el artículo: “Quiero cambiar pero estoy bloqueada”.

 

2. Esperar la salvación

Seguir enganchado a la infelicidad puede ser una manera de buscar la salvación. “Si soy realmente infeliz, alguien vendrá a salvarme”. Quizás sea una persona, quizás sea Dios, quien sabe. Desde este lugar de inmovilidad es imposible que tomes tu poder. Proyectas este poder fuera, en otra persona u otra fuerza, sintiéndote incapaz. A veces proyectamos en una relación de pareja este poder de salvación y luego nos decepcionamos porque el otro no es ningún príncipe sino un ser humano con sus más y sus menos. Pero no puede salvarnos, nadie puede salvarnos. Es posible que sea el momento de aumentar tu autoestima y empezar a salir de la inmovilidad. ¿Cómo se sale de allí? Pues dando el primer paso. 

 

Recuerdo un dibujo que vi hace un tiempo donde había una princesa que había bajado de su torre caminando orgullosamente hacia adelante. Abajo ponía el texto de cuento que constaba sólo de una frase: “Había una vez una princesa que se salvó sola. Fin.” ¿Cómo bajó la princesa de su torre? Lo primero lo que hizo fue dar un primer paso para bajar sin esperar ninguna salvación. A lo mejor tenía miedo. A lo mejor incluso temblaba. Pero lo hizo. Y luego el siguiente. Y el siguiente… 
Si necesitas más autoconfianza para poder trascender tus miedos y avanzar, te dejo este vídeo post “Autoconfianza – 3 maneras de aumentarla”.
 
3. Algo falta
Hay personas que piden una terapia para la ansiedad y cuando vienen me comentan: “Algo falta. Siempre algo falta. Aunque esté bien a ratos, aunque tenga mi familia, trabajo, amigos, mi vida está bien pero algo me falta y estoy ansiosa/o y triste” Si miran su vida objetivamente, no está faltando nada, pero la vivencia interna es de carencia de algo. A veces es difícil de describir o averiguar de que se trata, a veces es una falta de objetivos, a veces un vacío afectivo, a veces un duelo no cerrado. Pero a veces es un hábito de mirar al mundo desde la carencia. Lo primero que ves es la falta. Miras a un plato lleno de macarrones con tomate, “Uy, aquí falta un poco de queso”. Miras a tu pareja: “Hmmm… le falta iniciativa y responsabilidad”. Miras a ti misma/o: “Si tuvieras más paciencia y compromiso, estarías triunfando en tu trabajo”. Eso es mirar lo que no hay. No es que esté mal mirar que se puede mejorar en tu vida pero si te pasas la vida mirándola con las gafas de la carencia, puede que estas gafas se vuelvan al final tus ojos y te vuelvas un adicto a la infelicidad. 
 
Ejercicio para salir del estado de carencia

Siéntate y cierra los ojos un momento. Pon la atención a tu respiración. Date cuenta de lo que SI es. Tu respiración es. Tu cuerpo es. Tus emociones y pensamientos aunque cambien constantemente, son. ¿Qué es lo que falta en esencia en este momento? No vayas a la mente para averiguarlo. La mente siempre te dirá algo: “Te falta un piso nuevo. Deberías tener mejor salud. Tendrías que estar acompañado de una pareja que te quiere”. Date cuenta de estas contestaciones mentales y de lo rápido que pueden llevarte de nuevo al estado de carencia. No las sigas. Quédate con tu experiencia. En tu experiencia, ¿falta algo?
¡Comparte tus observaciones abajo en los comentarios!

 

4. Adicción al drama
A veces la adicción a la infelicidad es igual a la adicción al drama. Algunas personas que deciden hacer la terapia gestalt individual porque parece que no salen de una historia dramática, y ya entran en otra. Siempre están metidas en algún problema: una ruptura de pareja traumática, un escándalo en el trabajo, una pelea horrible con un amigo o un hermano, problemas con el propietario de su piso, etc etc.  ¿Y porque nos enganchamos al drama? Porque es intenso y nos aporta “vidilla”. Estar sin el drama es aburrido. Hay personas que forman relaciones de pareja intensas y llenas de subidas y bajadas, de despedidas y encuentros, de “ahora te amo” y “ahora te odio”. Desde luego que no es aburrido, y para mantener el mismo nivel de intensidad los dramas son necesarios, aunque estar en el drama significa estar en el infierno. Muchas veces estas personas conscientemente quieren dejar el infierno pero inconscientemente lo boicotean porque el cielo significaría para ellos dejar la intensidad. “El cielo es el lugar donde nada nunca ocurre” – se titula una película. 
Hasta que no te des cuenta que estás persiguiendo el drama, es difícil que cambie algo. Sólo date cuenta si notas una cierta resistencia al querer dejar la intensidad. El siguiente paso es empezar a encontrar el disfrute en lo tranquilo y no tan “fuerte” y poder permanecer allí cada vez un poco más.

 

5. “Voy a ser tan infeliz como tú, mamá”

También a veces la adicción a la infelicidad tiene que ver con las lealtades familiares. Recuerdo una mujer que vino en busca del terapia para la ansiedad y depresión. Su madre, muy depresiva y con grandes problemas de salud, se pasaba días sin salir de casa. Su hija la cuidaba desde pequeña, a la vez que renunciaba a su propia felicidad. Su madre murió finalmente pero la mujer no podía construir la felicidad en su vida, ni en lo personal ni en lo profesional. Cuando lo intentaba, siempre “pasaba algo”, siempre aparecía algo en contra. Ella finalmente pudo darse cuenta y entender que lo que bloqueaba su bienestar era la creencia “No debo ser más feliz que mi madre”. De esta manera se mantenía en esta lealtad, en esta promesa fatal a su madre. Había un boicot interno de la felicidad cada vez que se acercaba a estar mejor. Finalmente ella pudo cortar este cordón umbilical para poder decir a su difunta madre: “Tú tuviste tu vida, yo tengo la mía. Me merezco ser feliz aunque tú no pudiste”.

 

6. Boicoteo corporal

 

La felicidad se vive en el cuerpo como una sensación agradable. Si has vivido traumas emocionales en tu infancia o tu adolescencia, es posible que tu cuerpo se ha acostumbrado a vivir en un estado de ansiedad, angustia, desconexión permanentes. Es posible que tu cuerpo “no sabe” o no está acostumbrado a sentir placer, satisfacción, relajación. Todas estas sensaciones placenteras pueden ser boicoteadas porque son nuevas y desconocidas, y así interpretadas como peligrosas. Poco a poco tienes que enseñar a tu cuerpo a sentir lo agradable y que es seguro sentirlo. Por eso en las terapias con un componente corporal como la terapia gestalt pueden ayudarte a reconectar con lo placentero. También puedes hacer yoga, taichi, danza… El enfoque de yoga que hacemos en nuestras clases de Yoga para la Autosanación se centra en la recuperación de nuestra capacidad de sentir a través de la liberación emocional suave y respetuosa con tu cuerpo. 

 

7. La eterna búsqueda
La búsqueda de la felicidad te puede dar una sensación de propósito. Tienes un objetivo: ser feliz. Pero cuando lo consigas se acabará la búsqueda… ¿Cómo te hace sentir esto? Hay personas que sienten que cuando lleguen a su destino, no tendrán nada que buscar, y eso les pone tristes. Estar con un vacío de propósito es peor que estar buscando. Por eso prefieren engancharse a la búsqueda, imaginando una Tierra Prometida, que nunca es aquí, nunca es ahora. Esta búsqueda les mantiene en movimiento, en ilusión “Un día llegaré”. Por el otro lado puede llevarles a un cierto estado de ansiedad. 
Muchos buscadores espirituales no soportan este estado de no buscar porque les conecta con algunas partes de ellas mismas que no son las más luminosas, con algunos recuerdos que traen a la superficie las heridas emocionales, con las tensiones corporales desatendidas que son testigos directos de los traumas pasados. Aquí la terapia gestalt puede ayudar a integrar lo difícil para poder encontrar la felicidad en el momento presente sin tener que imaginar un objetivo en el futuro. 

¿Y si en vez de buscar te quedas simplemente aquí? ¿Y si acabas con la búsqueda por unos momentos? Sólo por unos momentos deja la búsqueda y quédate aquí respirando. Observa la tendencia de correr en busca de algo. ¿Cómo se manifiesta en tu cuerpo?

 

8. La eterna espera

La espera también puede mantenerte en un estado de adicción a la infelicidad. “Un día por fin me llegará la merecida felicidad…” Quizás imagines que vaya a pasar algo grande, alguna sensación deslumbrante, fuegos artificiales, un BUM! Y entonces, por fin, serás libre de la infelicidad y te encontrarás en alguna especie de cielo. Quizás esta espera se manifiesta también como un imaginar el próximo fin de semana, las próximas vacaciones, la próxima pareja, el próximo trabajo… No es que haya algo inadecuado en imaginar tu futuro, pero si se vuelve un hábito, una manera de ser, puede convertirse en un murmullo silencioso de descontento. Este esperar te desconecta de lo que es en este momento, creando un rechazo hacia lo que es, y te mantiene en un estado de aguardar algo en el futuro, algún tipo de expectativa que a veces ni sabes qué es exactamente. Como dice Eckhart Tolle en este vídeo: “Cuidado que tu vida no se vuelva una sala de espera”. 

 

¿Y si fuera posible acceder al bienestar ahora mismo? ¿Y si no hace falta esperar? ¿Y si es algo que está disponible ya? Deja la espera por un momento y ven al momento presente. 
 
Espero que este artículo te ayude a encender la luz de la consciencia sobre las resistencias inconscientes y empezar a desmontarlas para disfrutar de más bienestar y felicidad en tu día – día. Como decía Sivananda “La dicha es la naturaleza esencial del hombre”, eso quiere decir que ya está disponible, sólo tenemos que quitarnos las gafas que distorsionan la realidad e impiden que la felicidad se manifieste. 
 

Si quieres que te acompañe en tu proceso con la terapia gestalt online o la terapia individual en Barcelona, contáctame ahora.

Escrito por Asia Drozd

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