Lidia es una mujer joven y soltera que desde hace tiempo tiene muchas ganas de cambiar. Dice que quiere estar tranquila. A la vez dice que se siente bloqueada. Situaciones simples de la vida (p.ej. preparar material para su trabajo o quedar con un chico) le producen estados de estrés y ansiedad. Dice que se siente como si corriera todo el tiempo. Sufre de tensión en los hombros y en el cuello. De vez en cuando tiene bajones anímicos fuertes, incluso la diagnosticaron una vez de depresión. Está muy cansada de ella misma… Ha intentado varias terapias y ha leído muchos libros de autoayuda. Y parece que si, algunas cosillas cambiaron, pero no lo suficiente para poder crear un bienestar estable. Parece que hay un freno interno que no permite ir más allá y no sabe que es. No le faltan ganas de cambiar pero no ve resultados. Cada vez está más y más frustrada…
Lo he visto muchas veces en la terapia gestalt. La persona llega entusiasmada, con mucha fuerza. Parece que va a mover montañas. Empieza a ver algún resultado, algún cambio en su vida. Y de repente… pum! algo se atasca y el proceso aparentemente se frena, lo que provoca frustración y perdida de fe en uno mismo, en la terapia o en el terapeuta.
¿Qué está pasando realmente? Y porqué pasa?
En la terapia gestalt hablamos a veces de «resistencias». Las resistencias no son otra cosa que estas partes tuyas que se oponen al cambio que deseas. Son los que añaden un «pero» después de «quiero». «Quiero cambiar peeeero…» Ayyyy, si no fuera por éste «pero» las cosas serían mucho más faciles, verdad?
Tienes suerte si consigues ver que aparece después de este «pero», porque normalmente es inconsciente. Aunque muy importante! Lo suficientemente importante para operar y bloquear el cambio que tanto desde tu mente consciente deseas. Y como es importante, se merece tu atención y tu revisión. Sin embargo, es inconsciente, así que tendrás que adentrarte en ti para averiguar de que se trata.
¿Qué parte de ti se opone al cambio? ¿Cuál es el «pero»?
Para poder averiguarlo, no luches con estos bloqueos. Si luchas, si intentas destruirlas, crearás una guerra contigo mismo y así más fricción y tensión.
En la terapia gestalt intentamos integrarlas. Estas resistencias son en realidad partes de nosotros mismos que necesitan nuestra atención.
Así que, tranquilamente, empieza a conocer esta parte de ti que se opone al cambio. Obsérvala. Hazte amigo de ella. Descubre su contenido. Donde la sientes en tu cuerpo? Cómo es? Es una emoción? Es una sensación? Deja que se manifieste completamente…
Un día Lidia descubrió que cambiar significaría que tendría que bajar el ritmo de su vida, y eso suponía sacrificar la intensidad con la que estaba viviendo. En el fondo, no quería perder esta intensidad porque le daba «vidilla» y la mantenía lejos de aburrimiento. Así que por mucho que intentaba cambiar, había esta resistencia que decía «no» al cambio. Cuando trabajamos el tema e integramos la intensidad de forma consciente, Lidia pudo canalizarla en actividades de su elección y así mantener la sensación de «vidilla». Por otro lado, bajó el ritmo de su vida y el nivel de ansiedad también bajó con él.
Muchas veces el contenido del bloqueo está formado por algún miedo. En el mundo espiritual el miedo es tratado como un demonio, al que hay que extirpar, hacer desaparecer, matar, calmar, ahogar, echar… Pero también es una parte de ti que suele proteger algo que valoras mucho.
Recuerdo que deseaba un cambio en mi trabajo (incorporar trabajos grupales en mis horarios) y estaba esforzándome mucho para conseguirlo pero no lo conseguía. Cuando miré por dentro resultó que una parte de mi tenía miedo a estresarme y acabar agotada. Este cambio conllevaba trabajar algunas horas más a la semana y podía llegar a sentirme estresada en algunos momentos. Así que el miedo protegía algo importante: mi necesidad de estar tranquila y descansada. Tuve que buscar un equilibrio entre el trabajo y tiempo libre para poder introducir los cambios y que fueran coherentes con ambas necesidades: la de trabajar con grupos y la de descansar.
Mira a tu resistencia con paciencia y amor, como si se tratara de tu hijo un poco travieso.
Es posible que representen éstas partes de ti que no conoces mucho, o que ignoras. Habla con ellas: «Bueno, aquí estás… te veo.» Pregúntales: «¿Qué quieres decirme?» Escucha bien las respuestas. Quizás el cambio que tanto deseas es demasiado exigente con tu forma de vida? Quizás necesites integrar o satisfacer algo que no te parece importante pero en el fondo si que lo es. De esta manera esta resistencia con la que luchabas, la que te molestaba tanto y la que te caía tan mal, se convierte en el sensor de tus necesidades más inconscientes, y en el guardián de tus valores.
MUCHISIMAS GRACIAS¡¡¡ Asia me ha encantado y me sirve muchisimo.
Me alegro :)
Ah sí, sempre he pensat que les resistències al canvi hi eren per alguna cosa i tu m’has ho has confirmat. Molt, ha agradat molt el teu article. Lo de fer cas al nen trapella que tenim.
Gracias por tu comentario!! Me alegro que te haya gustado