6 puntos esenciales antes de empezar la terapia individual

El momento de decidir: “Si, necesito terapia!” es muy especial. El reconocimiento que no puedes sola, que necesitas que te acompañen y te ayuden es un acto de humildad, autocuidado y valentía. A veces miro a la persona que viene hacer terapia emocional y a pesar que está pasando por un momento muy difícil, la veo como una heroína que ha decidido luchar por ella misma. Sólo el hecho de venir a la primera sesión merece un aplauso muy grande. Pero la terapia individual sólo empieza en la primera sesión, y no acaba allí ni mucho menos. Hoy quería explicar 6 puntos esenciales que tienen que ver con el proceso terapéutico que necesitas saber antes de empezar la terapia individual online o presencial. Puedes verlos en en el vídeo o seguir leyendo.

¡Nos vamos de viaje!

Lo primero que debes saber sobre la terapia emocional es que es un proceso. Cuando la empiezas, estás invitado a hacer un viaje. Cuando te vas de viaje, primero lo preparas estudiando los planos y guías turísticos, separas un dinero… Luego coges un avión o un tren, o tu coche y paras en varios sitios que valen la pena. A veces tienes aventuras imprevistas: pinchas la rueda, te cancelan el vuelo o te roban la cartera. Entonces es cuando aparecen las dudas: ¿Realmente ha valido la pena hacer este esfuerzo de dinero y de tiempo? A veces, por lo contrario todo va como la seda y te sientes pleno y dices: ¡es lo mejor que he hecho en mi vida! Luego vuelves a casa con todas estas experiencias vividas, y sabes que es algo que te va a enriquecer aunque no todo lo que has vivido ha sido fácil…
Así es la terapia emocional también. No es un camino llano y lleno de rosas. Es una aventura. Es un proceso, con sus más y sus menos. Con trayectos fáciles y difíciles. 
A veces idealizamos el proceso de crecimiento. Creemos que entramos “sucios” y la terapia es una especie de túnel de lavado, donde nos cae la luz purificadora. Finalmente, salimos al otro lado limpios, casi iluminados, con el sonido triunfal de las trompetas de los ángeles anunciando nuestra llegada… pues no, no es así. Son más bien pasos que damos (a veces temblorosos) hacia lo que queremos ser y donde queremos estar en la vida. A veces haces algún salto enorme y a veces los cambios son pequeños, pero poco a poco los pequeños pasos se suman para este paso gigante que marca la diferencia. 

Bailando a tu ritmo

Acostumbrados a la rapidez, queremos las cosas para ayer. Esperar lo vivimos casi como un insulto. Lo que lleva tiempo nos incita a bufar: buffff… vaya rollo, tengo que esperar… A veces a la terapia emocional vienen personas que quieren resultados muy rápidos. Curiosamente, suelen ser personas que necesitan más tiempo. Es muy fácil que se impacienten consigo mismas o con el terapeuta. Lamentablemente, como terapeuta emocional, no puedo ir más rápido que el ritmo que tiene la persona. Es como si a mi hijo de 3 años le obligara a escribir correctamente sin faltas de ortografía, tarea para la que necesita crecer todavía. Acelerar de forma artificial el ritmo natural de la persona puede hacer mucho daño. Por lo tanto, tienes que saber que siempre respetaré tu ritmo en la terapia. Puede que no te guste el ritmo que tienes, y podemos ver como conectar con tus recursos de paciencia y perseverancia, pero aun así lo respetaré. Eres tu quien lo marca el ritmo de este baile y yo te acompaño.

No hay retrocesos, hay baches

Durante el proceso de terapia puedes experimentar aparentes retrocesos. Es p.ej. cuando llevas casi un mes sin ningún ataque de ansiedad y de repente tienes uno. Es entonces cuando mucha gente empieza a decir: “He vuelto para atrás”, y se frustran. Algunos incluso se deprimen. 
Como te decía antes, la terapia emocional es un como un viaje y siempre, siempre te mueves adelante. No hay un movimiento hacia atrás. A veces puede parecerlo porque hay baches en el camino y el viaje puede volverse un poco agitado. Pero estos baches nos ayudan a profundizar en nosotros, a entendernos mejor. En realidad son pasos hacia dentro así que forman parte del proceso, son necesarios y bienvenidos. 

¡Si te comprometes, seremos imparables!

Cuánta carne más pongas en el asador, más vas a comer. Pura matemática que no falla para las barbacoas y para la terapia 🙂
Hay gente que se comprometen muy rápido, y algunoshh necesitan hacer pequeños pasitos para entregarse. Todo está bien, nada es mejor ni peor. Normalmente tenemos miedo a la entrega porque supone exposición delante del otro. Pero justamente esta entrega hace que se forme la confianza necesaria para avanzar en el camino de la terapia. En cuanto más eres capaz de confiar, más frutos recogerás. ¿Y si tengo dificultades de compromiso? Normalmente se trata de protecciones que se activan en las relaciones cercanas. Necesitaremos revisar estas partes de ti para convertirlas en tus aliados. 
Yo me comprometo con tu proceso pero no podré hacer nada si tu te comprometes. Pero si lo haces, ¡seremos imparables!

Quiero cambiar peeerooo...

Cuando quieres cambiar algo, pueden salir resistencias. Si no avanzas es hora de mirar que parte de ti no quiere cambiar y para que le sirve ese “no cambiar”. Desde la terapia gestalt vemos muchas partes de nosotros que quieren cosas muy diferentes. Por ejemplo, una parte de mi quiere disminuir el nivel de ansiedad que tengo. Al mismo tiempo hay otras partes de mi que quieren hacer muchas cosas: trabajar, estudiar, encargarse de los hijos, ir a caminar, quedar con los amigos, ver a la familia, preparar comida sabrosa y sana. Tener tantas cosas entre las manos me genera ansiedad, pero a la vez quiero disminuir el nivel de ansiedad. ¿Qué podemos hacer? Abordar estas partes en la terapia, negociar y llegar a los acuerdos. Un terapeuta gestalt ve las resistencias como partes de nosotros mismos que tienen diferentes necesidades, a veces opuestas al objetivo por el que estamos trabajando. Por eso al principio de la terapia individual revisas con tu terapeuta emocional tus objetivos que sean realistas y adecuados con el resto de áreas de tu vida.

No seas un paciente pero sé paciente

Hay dos asociaciones que normalmente surgen cuando hablamos de un paciente. Lo primero es el enfermo que va al hospital o a una consulta médica. Las personas que vienen con esta mentalidad creen que el terapeuta va a hacer el trabajo por él. Lo va a examinar, determinar un diagnóstico y darle algún tipo de píldora psicológica para que sus problemas mejoren. Esta actitud no es la que propone la terapia gestalt porque invita a la pasividad. Creo profundamente que formas parte activa del proceso de la terapia. Eres la clave de la terapia. Eres la solución. La premisa de la que parto cuando empiezas la terapia emocional es que tienes infinidad de recursos para poder superar tus dificultades, aunque a veces lo dudes o no lo creas. 
La otra asociación que surge de la palabra “paciente” tiene que ver con la “paciencia”. ¡Ésta nos interesa mucho! Sobre todo que seas paciente contigo mismo y que puedas mirarte con amabilidad mientras pasas por algún tipo de dificultad. 

La terapia individual no es un proceso mágico. Pero la magia ocurre cuando de repente ves cambias las cosas que tanto te costaba cambiar. No utilizamos varitas que hacen desaparecer los problemas. Pero descubrimos las varitas mágicas internas – nuestros recursos – que nos ayudan a superar las dificultades. El terapeuta no es un ser perfecto que tiene toda la vida solucionada. Pero si ha aprendido a conocerse, comprenderse y utilizar sus recursos, y desde allí acompañar a los demás. La terapia es un viaje lleno de aventuras con el que creces, te re descubres a ti mismo y redefines a ti mismo. 

Escrito por Asia Drozd

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