¿Qué es y cómo funciona la terapia emocional?

La terapia emocional te puede ayudar a gestionar las emociones que provocan malestar. El terapeuta emocional te acompaña para que puedas identificar, comprender, aceptar y expresar las emociones y de esta manera vivirlas de una manera más saludable. Las emociones se convierten en guías útiles en lugar de ser partes de ti con las que luchas. De esta manera puedes crear más equilibrio emocional en tu día a día. 

A veces la persona viene a la terapia emocional con una mezcla de emociones que no se sabe ni como ni por donde empezar. ¡Hay tantos frentes abiertos! Una ruptura de pareja, un malestar en el trabajo, un duelo mal cerrado de hace años, una traición en una relación de amistad… Los sentimientos de estar perdida, no saber qué hacer, ansiedad y “bajón” son sólo algunos que pueden aparecer. En la terapia pongo el ejemplo de niños que juegan a pintar. Quizás lo has visto en tus hijos o te acuerdas cuando lo hacías tú de pequeño. Cuando empiezan a mezclar varios colores, verde, rojo, amarillo, negro, azul… al final la mezcla empieza a tener un color indistinguible, raro. Si alguien preguntara: ¿de qué color es la mezcla?, no sabrías qué contestar. Eso pasa con las emociones. A veces hay muchas emociones juntas que vienen de varios frentes abiertos y uno no sabe ni qué siente exactamente. A veces esta “mezcla” se convierte en la ansiedad, y que es la única sensación que se hace distinguible. Pero detrás de ellas hay diferentes emociones que hace falta atender para poder bajar el nivel de ansiedad.

¿Cómo funciona la terapia emocional?

La clave y el comienzo de una buena terapia emocional es poder sentir las emociones en el cuerpo. Identificar dónde y cómo siento en mi cuerpo la rabia, la tristeza, el miedo… ayudará en el procesamiento de esta emoción. 
Me ha pasado varias veces en una sesión de terapia emocional que la persona no le da importancia a este paso. Recuerdo a una persona que me dijo: “¿Para qué tengo que sentir esto? ¡Yo sólo busco solucionar esto!” El sentir en tu cuerpo lo que te pasa forma parte de la solución. 
El tema es que no nos gusta sentir lo desagradable y lo evitamos.

Evitándolo imposibilitamos que lo que estamos sintiendo se procese. Mientras estamos sintiendo y observando la emoción como una sensación, ejercitamos poder verla desde un lugar más desapegado y neutral.

El lugar del "testigo" facilita relacionarnos con lo que estamos sintiendo con curiosidad y sin juicio.

¿Cómo se gestiona un conflicto desde la terapia emocional?

No es nada infrecuente rechazar lo que estamos sintiendo, por ejemplo: “No me gusta la culpa que siento”, “No debería enfadarme”. De esta manera creamos conflicto con lo que sentimos, y este conflicto no ayuda en que una emoción sea sostenida y procesada. Rechazándola creamos resistencia y lo que conseguimos es que esta emoción se cristalice y sea más difícil de transitar. 
A veces las personas vienen en busca de una terapeuta emocional con una demanda que siempre me ha parecido curiosa: “Qué no me afecten las cosas”. Esto me indica que están en lucha con lo que sienten. Las cosas les afectan (provocando dolor, angustia, etc) y a la vez no quieren sentir lo que sienten.

Es un buen momento para buscar maneras de aceptar lo que sentimos y a la vez buscar recursos para desarrollar p.ej. más distancia y desapego respecto lo que nos pasa. Si podemos mirar a una emoción como realmente es: una portadora de información, nos ahorramos muchos problemas. 


Pregunta a la emoción: "¿Qué me quieres decir?" y escucha atentamente la respuesta... así podrás ver qué función viene a cumplir.

Recuperar el control a través de la autocomprensión

Decía Victor Frankl, un psicoterapeuta que había sobrevivido a los horrores de los campos de concentración, que cuando podemos dar sentido a nuestro sufrimiento, nos aliviamos. De la misma manera, cuando no entendemos lo que nos está pasando, sufrimos el doble. A veces una persona que viene a la terapia con emociones y me comenta que está insatisfecha o perdida y no entiende por qué. “Aparentemente todo va muy bien, tengo mi pareja, mi trabajo, mis niños, dinero… ¡no entiendo la razón de esta angustia que siento! ¡Si no me ha pasado nada grave!” Luego, cuando investigamos un poco más descubrimos que en la pareja la sexualidad se está apagando desde hace tiempo, en el trabajo la persona no se entiende con el jefe, y uno de los hijos se ha encerrado en sí mismo… Una vez entendido que la angustia tiene una razón de ser y existir, y es portadora de información (invita a atender temas importantes), nos sentimos más calmados a pesar de no haber solucionado los temas todavía. Cuando nos entendemos, creamos una sensación de poder cambiar y que algo depende de nosotros. Por eso tiene mucho sentido crear autocomprensión para poder recuperar la sensación de control de nuestra vida.

¿Como ayuda la terapia emocional en los traumas emocionales?

A veces nos sorprende que sentimos alguna emoción. Recuerdo a Eva que buscó al terapeuta emocional porque sentía mucho enfado con su pareja cuando ésta salía de casa para reunirse con sus amigos. Ella me decía: “Es que no soy yo”, refiriéndose a ella misma sintiendo la rabia. Sentir la rabia en una situación tan “normal” le parecía extraño hasta el punto de querer identificarse con ella. Cuando surgen emociones de este tipo, muchas veces tienen que ver con los temas no resueltos del pasado. En la terapia emocional les damos espacio para que puedan ser atendidos y sanados. Resulta que Eva había vivido muchas situaciones de abandono en su infancia y ahora todos las alarmas internas se encendían cuando su pareja salía, interpretando que iba a dejarla. El sentimiento de abandono estaba presente aunque la situación ya no era de abandono. Al darnos cuenta de dónde viene la emoción que sentimos, podemos contextualizarla y separar la parte de nosotros mismos que todavía está viviendo las situaciones del presente como si se tratara del contexto antiguo. Es lo que nos ayudará a ayudar a la parte herida de nosotros mismos, que necesita nuestra atención. De esta manera esta parte puede ser acogida y sanada. 

Sentimos porque estamos vivos. Intentar escaparse de las emociones es ignorar una parte esencial de nuestro ser. Ganaremos de calidad de vida si podemos relacionarnos con nuestra emocionalidad de una forma más compasiva y de esta manera crear el equilibrio emocional que tanto deseamos. 

Escrito por Asia Drozd

Terapia emocional online y en Barcelona

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