Autoconfianza – 3 maneras de aumentarla

La confianza en uno mismo es lo que alimenta nuestra autoestima. A la vez que la autoestima alimenta la confianza. Se retroalimentan. Así que son dos actitudes muy importantes a la hora de moverte con felicidad por la vida. 

Cuando confías en ti, es más fácil que te des el poder a ti mismo. Y cuando estás empoderado, tomas las riendas de tu vida, te responsabilizas de ella y la conduces. Te vuelves el protagonista de tu vida (no el actor secundario, o un “extra”). Ocupas tu lugar. 

La autoconfianza y la autoestima son como vitaminas o microelementos para nuestro ser: es decir: imprescindibles y nutritivas. Sin ellas no hay crecimiento posible, sin ellas estamos desnutridos. Si quieres aprender como aumentar la autoestima, te invito que leas el post: “Nutrir a tu ser con las vitaminas de la autoestima”.

A veces, cuando hacemos la terapia para la autoestima  observamos que es más fácil confiar en otros, que confiar en uno mismo. Qué cosas, ¿verdad? No confiar en la persona que más cerca de uno mismo está, pero sí confiar en otros y darles autoridad y poder.  

Por suerte, la confianza en uno mismo se puede reforzar. La autoconfianza se nutre de acciones y actitudes. Te voy a explicar 3 que son muy importantes y a la vez funcionan muy bien cuando quieres aumentar la confianza en ti mismo:

1. Observa que es lo que te impide confiar en ti.

Muchas veces hay como un miedo a ser demasiado “inflado” o presumido (con creencia detrás: “Debo ser humilde”). 

¿Qué te han dicho sobre la confianza en ti en tu familia, en tu entorno? Revisa estas creencias que pueden limitar expandir tu confianza. Ellas son las resistencias que impiden que confíes. Es importante darte cuenta que existen y hacerlas conscientes. La consciencia es como una luz que hará que se disipen. 

Así que obsérvalas. Puedes ayudarte acabando la frase: si confío plenamente en mi, me convertiré en… 

2. Decide y pasa a la acción

La toma de decisiones nos coloca en un lugar de poder en vez de un lugar de victima de las circunstancias. Cuando decides, te ves como el conductor de tu vida. No el copiloto o el pasajero de atrás. Así que decide. Da un paso adelante. Arriésgate si hace falta. 

A veces nos quedamos atrapados en parálisis por análisis, damos vuelta al asunto, analizamos, y nos quedamos parados, no tomando ninguna decisión por el miedo a fallar. Bueno, pues tu confianza se nutrirá con tu decidir, así que adelante. 

Ya Asia, pero tengo miedo.. si, tienes miedo, es correcto y está bien. El miedo no tiene que desaparecer para que decidas. Decide a pesar del miedo. No esperes que desaparezca para poder decidir.

¿Te puedes equivocar decidiendo? Si, es cierto. Por eso tenemos la tercera actitud:

3. Date permiso de equivocarte

Permítete el fallo. Sino, cómo vas a aprender? Es más: asume que te vas a equivocar. No intentes ser perfecto, sé humano. Equivócate y vuelve a equivocarte. O al menos date el permiso de fallar. Con todo lo que tu llamas “fallos” estás aprendiendo. Los fallos son aprendizajes, nútrete de ellos. 

Con esta actitud más permisiva hacia ti mismo, verás como la confianza en ti mismo crece.

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