Relación de pareja: Amor, Pasión, Cotidianidad y Sabiduría

terapia-de-pareja-barcelonaMe encantó la frase que escuché de un hombre mayor que estuvo felizmente casado desde hace 50 años, amando a su mujer, según decía, como el primer día. Dijo: “Comprobé que los ingredientes de una relación exitosa son los siguientes: Amor, Pasión y Cotidianidad”. Me parece muy adecuado, aunque también añadiría la Sabiduría. Quiero escribir algo más sobre este “cocktail de éxito” en una relación de pareja :)


El Amor es la base. Cuando hablo del amor, no me refiero a “enamoramiento” de los primeros meses, que lleva el potencial de convertirse en algo más profundo. Amor maduro quiere que el otro sea feliz, no busca sólo la felicidad de uno mismo. Es un amor que acepta al otro diciendo: Te quiero A PESAR de como eres. No limita al otro, no se queda colgado en su cuello como una piedra pesada, sino le da libertad de desarrollarse según sea su camino. Nos da a los dos un espacio de crecer juntos, nos nutre a los dos, nos inspira, a pesar de las dificultades que puedan aparecer por el camino.

Pero sólo el Amor, por muy bonito y sincero que sea, parece que no es suficiente…


La Pasión, o la expresión de la energía sexual, es otra parte importante que además necesita una constante renovación. La sexualidad es una energía creadora, y cuando no fluye y queda bloqueada, la pareja empieza a “secarse”. No importa tanto que forma tomará la sexualidad, a lo mejor a veces es muy sutil, sensual y sublime, otras salvaje, otras cariñosa, otras romántica, etc. Lo importante que sea un campo de exploración y que la energía pueda fluir, expresarse y renovarse continuamente.


La Cotidianidad, es decir el compartir la vida diaria, los pequeños momentos, las alegrías y tristezas. Un espacio en común compartido entre los dos, donde nos encontramos cada día, crea un campo muy significativo, aunque no necesariamente “excitante”. También cuantos más “campos en común” tenemos en la vida cotidiana (amigos, pasiones, intereses, hobbys, preferencias, etc), mejor, así podemos crear vínculos que nos unen más. Eso no significa que nos tiene que gustar lo mismo siempre, y que tenemos que estar juntos 24 horas al día. Pero tener cosas en común ayuda a crear la unión.

A veces la cotidianidad llega a ser un campo de conflictos continuos, y donde más podemos ver a nuestros hábitos arraigados y donde salen a la superficie muchos “demonios” del pasado.


Por eso, al Amor, Pasión y Cotidianidad añadiría también la Sabiduría. En la pareja se relacionan dos personas adultas. Ser adulto no depende en realidad de la edad, sino que está relacionado con haberse despedido en el corazón de sus respectivos nidos familiares y relaciones pasadas, y estar en paz con ellas. Si estamos arrastrando las heridas del pasado, seguimos apegados a él y difícilmente podemos abrirnos y funcionar satisfactoriamente en una relación madura. Si estamos en paz con los asuntos pendientes del pasado, no tenemos la necesidad de proyectarlos en la pareja, o al menos somos conscientes de que estamos proyectando.

También la Sabiduría implica entender que venimos de mundos diferentes, también siendo mujer y hombre somos diferentes y funcionamos de una manera diferente. Por eso, para entendernos mejor, tenemos que comunicarnos mejor, que es un arte que, por suerte, se puede aprender. En vez de demanda, reproche y culpar al otro, podemos hablar desde un lugar más autentico, más sincero y respetuoso para los dos.


Y creo que la expresión de la Sabiduría en la pareja que más ayuda a crear un vinculo maduro, es el entendimiento que el otro no está aquí para hacernos feliz. Es una tarea pesada que muchas veces ponemos a la pareja, como si fuera el deber suyo: hacernos feliz. Ponemos tantas expectativas en el otro, y en la relación, demandando la felicidad. La verdad es que estamos juntos para compartir un camino, no para cumplir las expectativas. Y mientras caminamos juntos, creando continuamente nuestro sendero, la felicidad deja de ser una finalidad en sí, sino que aparece como subproducto de un encuentro entre dos personas que saben dar y recibir con alegría, y que eligen estar juntos desde su propia libertad.

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