Clave para tratamiento de la ansiedad

Siempre digo cuando empezamos la terapia para la ansiedad que ésta es como una pared de humo – es lo que se ve primero pero detrás de ella hay mucho más. Casi siempre son emociones y conflictos que se han ido aplazando, reprimiendo, apartando, y al final la mejor manera que ha encontrado el organismo es intentar regularse a través de la ansiedad.

 

Cuando pregunto a las personas que vienen a la consulta con ansiedad me dicen al principio: “Es que no me ha pasado nada así grave para estar ansiosa”. Pero luego cuando profundizamos, vemos que la persona está con un duelo mal cerrado, con una relación complicada desde hace tiempo, con un estrés laboral prolongado u otra situación casi traumática que les causa agobio excesivo u estrés emocional.

 

Luego, con el sistema nervioso alterado, cualquier situación un poco desagradable puede ser un desafío. Empezamos a vivir en “otra realidad”, marcada por malestar, taquicardia, mareo, presión en el pecho e incluso despersonificación.

 

Pero esto no es LA realidad. Y no hace falta que sea tu realidad.

 

No hace falta llegar a este punto extremo.

 

No hace falta apretar a uno mismo tanto.

 

No hace falta petar para mejorar. 

 

Hay otro camino, el camino de respeto hacia el mundo emocional, el camino de escucha del propio ritmo. La ansiedad se puede prevenir. La ansiedad se puede mejorar con unos hábitos nuevos y cambio de actitudes. La ansiedad se puede mejorar aprendiendo a gestionar adecuadamente las emociones.

 

Seamos responsables con nuestra salud y con nuestro bienestar. Es lo más valioso que tenemos. Tratémonos bien. Reaccionemos a tiempo y ayudemos a los cercanos a nosotros a reaccionar.

 

Así no habrá necesidad de petar, medicarse y desesperarse. Así habrá una realidad más amable, más cuidadosa, más amiga.