Hay una confianza básica que se expresa a través de un sentir que lo que necesitas ya está aquí, que el Universo está a tu favor y que eres bienvenido en la Tierra. Se relaciona con la aceptación de nuestro lugar en el mundo y la convicción que este lugar es bueno. En frente a las adversidades sabes que puedes sostenerte, aunque el viento sople fuerte. Puedes avanzar con fuerza hacia tus objetivos y materializarlos, porque te sientes capaz y confías en ti. Te relacionas con los demás desde la fe que vienen a tu vida a aportarte algo bueno, y no tienes miedo del compromiso.
El primer vínculo y el miedo primordial
Cuando revisamos en la terapia gestalt el desarrollo de esta confianza primordial vemos que es la relación con la madre la que determina este sentir. Con la madre formamos el primer vínculo, ella nos da la bienvenida al mundo y a través de ella aprendemos “como es” el mundo. Si el bebé cuenta con un vínculo estable con su mamá, si el comportamiento de ella es previsible y aporta seguridad, se siente reconfortado y desarrolla lo que llamamos apego seguro. Pero si la madre es inestable, insegura, perturbada emocionalmente, preocupada o ausente, el niño puede no desarrollar esta confianza primordial. En lugar de ella desarrolla el miedo primordial. No es un miedo cualquiera, es muy profundo, y más adelante se manifestará como desconfianza hacia uno mismo, hacia los demás y hacia la vida. Este miedo a veces es indefinible, es “algo que está allí”, un malestar casi continuo, o que estalla a la mínima falta de seguridad externa. Le acompañan creencias sobre la vida, como por ejemplo “La vida es peligrosa”, “Hay que esforzarse para vivir”, “Los demás no son de fiar”. Puede que la persona sospeche de los demás que algo malo están tramando. Pueden aparecer pensamientos de desconfianza “El tiene una mala intención”, “Ella no me quiere de verdad”.
Controlo, luego existo
El miedo primordial puede intentar remediarse como un excesivo control. Eso se traduce en la rigidez y tensiones corporales en la zona de los hombros, trapecio y la cara. Generalmente las personas que utilizan en exceso el control tienen problemas de relajarse. No confían que dejándose ir vaya a pasar algo bueno, incluso puede pasar algo horrible así que mejor que siga tenso para poder defenderme a tiempo.
En la tierra de nadie
La falta de confianza afecta a la percepción de la capacidad de sostenerse emocionalmente. Tienes la sensación de que puedes derrumbarte si el viento de las adversidades sople un poco más fuerte. Eso puede llevar a la desconexión emocional porque si piensas que no podrás sostenerte, es mejor no conectar y enfriarse. También podrás sentir que no eres de ningún lado. Una persona en la terapia gestalt me decía: “Es como si estuviera desterrado”. En ningún sitio acabas de sentirte bien. Es posible que cambies de casa o de país para encontrar el “sitio perfecto” pero en realidad no lo encuentras porque dentro de ti sientes que no perteneces a ningún lugar.
¿Cómo aumentar la confianza?
1. Decidir confiar en la confianza
Desde el control vives en una aparente seguridad aunque en realidad pagas el precio de la tensión interna. No es una verdadera seguridad que es cómoda. Algunos llaman “ilusoria” a esta seguridad creada desde el control, porque a la que no puedes controlar, se desvanece. Sin embargo, esto es lo que conoces y te aferras a esto. Así que lo primero es plantearte a tomar el riesgo de explorar un lugar nuevo, el de confiar. No hay garantías, no hay nada asegurado. Sin embargo, confías. Puede que te de un poco de vértigo al principio. Pero más tiempo estés en el lugar de la confianza, más “confías en la confianza”.
2. Encontrar tu seguridad interna
Si tienes esta sensación de estar en peligro y estar desconfiado con lo que te rodea, es importante que puedas encontrar un lugar seguro dentro de ti. Este lugar es como un refugio donde todo está bien. Puedes imaginarlo como un lugar en la naturaleza o en alguna casa. Lo importante es que lo que te despierte este lugar sea seguridad, estabilidad y confianza. Cada vez que te sientas inestable, puedes visitar mentalmente este lugar y descansar allí, calmarte.
3. Automaternaje
Es posible que la relación con tu madre no fue la mejor y no pudiste crear la confianza primordial. Es posible que incluso ahora que eres un adulto, sigues esperando que tu madre te de lo que no te había dado cuando eras niño. Pero ahora siendo adulto cuentas con recursos que no tenías cuando eras un niño. Uno de ellos que utilizamos en la terapia gestalt es encontrar tu madre interna y ejecutar automaternaje. Es un recurso que te conecta con tu propio lugar de confianza y de cariño, y que siempre está disponible.
Escrito por Asia Drozd
Heridas emocionales, autoestima y relaciones