Nos gusta mucho saber. Yo sé esto, yo sé aquello. He estudiado aquí, allá, he aprendido esto y aquello. Sé quien soy, soy responsable, soy paciente, soy impaciente, soy alegre, soy una persona alegre, soy una persona deprimida. Hemos acumulado el conocimiento sobre nosotros mismos, sobre los demás, sobre el mundo, sobre “como son las cosas”. También estamos orgullosos que vivimos en una era de información.
A la vez, tenemos un miedo tremendo a no – saber. Nos agarramos a cualquier cosa, para poder decir: lo sé. Nos da miedo no – saber, nos da miedo el vacío. En seguida queremos llenarlo con alguna cosa, buscar alguna referencia. En seguida queremos saber. Incluso saber porqué, demonios, no sabemos??
No estamos criticando el conocimiento aprendido. Tiene su lugar. Pero, si nos llenamos continuamente, dejamos poco espacio para que lo nuevo, lo creativo, lo universal actúe a través de nosotros. Qué lugar dejamos para nuestra parte universal si estamos cargados de lo personal? Lo personal está llenado y basado en el pasado. Está proyectando para el futuro, construido a base de nuestras experiencias pasadas. Así que, de cierta forma, también es pasado.
Sin embargo, un sabio no sabe nada. Parece mentira, pero es así. Su conocimiento es sabiduría que surge frescamente del momento presente. No lleva una enciclopedia cargada de información. No se autodefine. Todos somos sabios y sabias, pero desconfiamos de nuestra sabiduría innata que viene directamente de la Vida, del Universo, de nuestra Divinidad. Nuestra sabiduría está aquí mismo, dentro de nosotros, pero no es un conocimiento estudiado, sino es un saber intuitivo unido íntimamente con nuestro Ser. Para descubrirlo, tenemos que permitirnos a no- saber.
En el no- saber, en el vacío, se encuentran todas las respuestas. Queremos repetir nuestro pasado? O queremos crear algo nuevo? Si quieres crear, no vayas al pasado, ves al silencio. Ves al vacío. Permitirse estar sólo, sin saber nada, totalmente “tonto”.
En la Terapia Gestalt hablamos del vacío fértil. Es un estado donde todo es posible. Es potencialidad pura. No hay expectativas, no hay pasado, no hay futuro. Ni siguiera el ahora, entendido como los eventos que pasan en el momento presente. Es un estado absolutamente fresco, donde todo nos llega no desde nuestro condicionamiento, no desde el pasado, sino desde la autenticidad de nuestro Ser, la conciencia. No buscamos referencias o soluciones en el pasado. Una fuerza mucho más grande está operando en nosotros, que sólo puede operar si le dejamos espacio. Al principio se requiere confianza, porque nuestras mentes están acostumbradas a funcionar con las formas y conceptos, no con el vacío. Pero cuando la mente se sumerge cada vez más en su fuente, empezamos a ver la Vida y experimentarla con menos esfuerzo, más ligereza y más alegría.